✋ Sobre la hipótesis gestual del lenguaje
Artículo escrito por Laura Sempere, veterinaria, divulgadora y estudiante de Máster en Primatología.
La riqueza de nuestro lenguaje y la comunicación gestual que normalmente le acompaña, ambos transmitidos culturalmente, suponen un hecho clave en nuestros sistemas de comunicación. Pero ¿cómo llegamos hasta allí?
Nosotros, Homo sapiens, somos los únicos primates dotados de las herramientas cognitivas para poder desarrollar lo que conocemos como lenguaje, y esto no es caer en el ego del antropocentrismo. En primates no humanos, existen otros medios de comunicación muy ricos, como es la comunicación gestual. En grandes simios, de media el 60% de la comunicación es gestual, alcanzando el máximo en gorilas (Gorilla spp.) con un 73%. De hecho, comparten gran parte de las cualidades con nuestro lenguaje, pasando por la intencionalidad de esta hasta por ciertas reglas que marcan esta conversación no hablada, como el ir hablando por turnos. Es de tal forma que, especies como los chimpancés (Pan troglodytes), son capaces de realizar vocalizaciones y de modularlas en el caso de que el contexto de la situación cambie, tal y como pasa con los famosos monos verdes (Chlorocebus sabaeus) y sus llamadas de alarma. Son capaces de comunicarse.
Pero lo que no son capaces de hacer es combinar fonemas de forma aleatoria y sincronizada dentro de unos esquemas sintácticos aprendidos por transmisión cultural de generación en generación. Ahí es cuando se produce la magia y llegamos al lenguaje. De hecho, nosotros somos los grandes simios más sensibles a la cultura y al aprendizaje social de todos, combinándose con un periodo juvenil más prolongado y una necesidad acuciante de interaccionar y monitorizar lo que pasa en nuestro entorno social. Es así como creamos un caldo de cultivo extraordinario para que el lenguaje se desarrolle.
Un problema que podemos encontrar con otro tipo de sistemas de comunicación, como es el caso de los gestos o los movimientos de la boca, es que sin sonidos la intencionalidad no queda tan clara. Es aquí cuando, tras ciertas insistencias, o combinaciones de gestos, si lo acompañamos de ciertas vocalizaciones, enfatizamos el gesto y hacemos que nuestra voluntad se haga más evidente. Esto se ve en los chimpancés, en el que las vocalizaciones están especialmente desarrolladas acompañando a los gestos para pedir algo a otro individuo.
Este hecho ha planteado numerosas preguntas a nivel evolutivo: ¿Puede ser que nuestro lenguaje echara las raíces y se nutriera de la comunicación gestual? ¿Cómo de asociados están los gestos a esta producción lingüística?
Antes de responder a esta pregunta debemos hacer una parada para hablar de lo que conocemos como lateralidad: nuestro cerebro no es simétrico, existen diferencias anatómicas visibles entre ciertas zonas de un hemisferio con respecto al otro, siendo el hemisferio izquierdo normalmente el más dominante. En humanos, lo vemos fácilmente: ser zurdos o diestros es una manifestación conductual de estas asimetrías, lo que conocemos como lateralidad manual. La dominancia hemisférica es contraria a la mano que usamos más frecuentemente.
Tradicionalmente se ha relacionado esta mayor dominancia del hemisferio izquierdo y las diferencias asimétricas principalmente del área de Broca con nuestra especialización en el lenguaje. El lenguaje implica la activación de demasiadas zonas en el cerebro como para limitarnos a situarla en el área de Broca, pero actualmente se le considera una interfaz entre la comunicación gestual y el habla.
Ciertas ideas refuerzan este nexo entre gestos y habla, como es el caso de estudios en humanos que certifican que la preferencia manual al comunicarse por gestos es mejor predictora de la dominancia hemisférica que la manipulación de objetos, existiendo zurdos para esta última tarea con dominancia hemisférica izquierda, cuando debería ser al revés. Curiosamente, un alto porcentaje de estos zurdos para la manipulación eran diestros para la comunicación gestual, correlacionándose con su dominancia hemisférica izquierda.
Además, otro argumento a favor de esta hipótesis se encuentra en estudios previos realizados por McDonald y McGurk en 1970, en el que mostraron, con estudios combinando la relación con los estímulos visuales y auditivos con la producción lingüística, que la combinación de estos dos juntos, no solo los estímulos auditivos, influyen en la respuesta que se daba a la pregunta de qué era lo que se había visto/escuchado. En otras palabras, el lenguaje se nutre de los estímulos visuales que recibimos, además de los auditivos, influyendo ampliamente en el procesamiento lingüístico.
Que la lateralización de la comunicación por gestos se asocie al lenguaje refuerza bastante esta hipótesis gestual, y además, que compartamos tantos atributos básicos entre comunicación gestual, como la referencialidad, las reglas de conversación, la intencionalidad, y la capacidad de modularlos o combinarnos, invita a pensar que los antecedentes sobre los cuales se asentó nuestro lenguaje estuvieran ya presentes en primates no humanos, no sólo en grandes simios. Lo que está claro es que miles de horizontes nos quedan por explorar sobre cómo es que la insistencia acabó llevando a la vocalización, y esta a la socialización de la información tal y como hoy la conocemos.
Bibliografía:
Álvarez Martino, E. (2001). De las manos al lenguaje. Una reflexión sobre el origen gestual del lenguaje. Ontology Studies/Cuadernos de Ontología 12, 2012.
Becker, Yannick & Claidière, Nicolas & Margiotoudi, Konstantina & Marie, Damien & ROTH, Muriel & Nazarian, Bruno & Anton, Jean-Luc & Coulon, Olivier & Meguerditchian, Adrien. (2022). Broca’s cerebral asymmetry reflects gestural communication’s lateralisation in monkeys (Papio anubis). eLife Sciences. 11. 10.7554/eLife.70521.
Fagard, J. (2013). The nature and nurture of human infant hand preference. Annals of the New York Academy of Sciences 1288:114–123. DOI: https://doi.org/10.1111/nyas.12051, PMID: 23617617.
McGurk, H., McDonald, J. (1976). “Hearing Lips and Seeing Voices”, Nature, 264(5588)
746–48. Prieur, J., Barbu, S., Blois-Heulin, C., Lemasson, A. The origins of gestures and language: history, current advances and proposed theories. Biological Reviews Volume 95, Issue 3 p. 531-554.
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