📖🔱 TLP desde la perspectiva Evo-Devo
Psiquiatría & Psicología Evolucionista
Una gorila, una vida triste y su diagnóstico
Hace unos días me tocaba revisar un artículo muy interesante que, en apariencia, integraba una visión multidisciplinar del diagnóstico y tratamiento a través de indicadores psicológicos en primates no humanos en cautiverio. Probablemente, y creo que no yerro en esto, estos casos son de los más tristes que os encontraréis si os dedicáis a la Primatología, más allá de las tareas de conservación de primates en estado salvaje, que creo que no hace falta comentar por lo obvio. En este trabajo se exponía el caso de una gorila occidental de planicie (Gorilla gorilla gorilla) de 39 años, nulípara, con historial de maltrato, conducta autolesiva y disruptiva con el resto de los gorilas de su grupo dentro de una institución zoológica en Europa Occidental.
La gorila nació en cautiverio y fue separada de manera temprana de su madre por razones desconocidas. A la edad de 2 años fue recolocada en otro grupo familiar de otra institución zoológica pero fracasó su resocialización, se observó maltrato por parte de los conespecíficos y fue enviada de regreso a la institución de origen. Sospecho que, probablemente, el factor humano también dejó bastante que desear pero esto ya es una observación que hago por lo que leeréis a continuación. Después de todo esto fue enviada a su destino final, donde fue tolerada por un grupo de otras tres hembras humanizadas y un espalda plateada, pero siguió siendo la miembro de menor rango del grupo. Según informes, que en su momento se consideraron anecdóticos, comenzó a mostrar automutilación de manos y pies a la edad de 5 años, lo que provocó varias medidas invasivas, quirúrgicas y preventivas (vendajes y férulas) y diversos tratamientos «médicos», incluida la administración de bebidas alcohólicas (¡!) como tranquilizante.
El historial médico detallado, como tal, comenzó a la edad de 24 años, documentando al menos tres episodios graves de mutilación autolesiva de manos y pies en los siguientes 15 años, que le dejaron paralizado el pie y la mano derechos de manera significativa. Durante este tiempo, el animal se sometió a casi un centenar de procedimientos anestésicos documentados para tratamientos quirúrgicos y médicos de heridas, cambios de vendajes y procedimientos de diagnóstico (exámenes generales de salud, diagnósticos por neuroimagen, exámenes virológicos y bacteriológicos, etc.), pasando muchos meses de aislamiento social para estos tratamientos que se convirtieron en innumerables, sobre todo los farmacológicos (analgésicos, antibióticos, tratamiento psicofarmacológico, homeopatía y suplementos nutricionales), y estuvo expuesta a una miríada de procedimientos de enriquecimiento en hábitat, sin éxito. Ninguno de los exámenes de diagnóstico proporcionó evidencia coherente de la etiología, ni ninguno de los enfoques de tratamiento fue eficaz de manera sostenible. Por lo tanto, se eligió la consulta interdisciplinaria con veterinarios, psiquiatras y biólogos para un enfoque integral. En este trabajo se planteaba también la transición en cuanto al empleo de criterios diagnósticos del modelo biomédico, pasando por el ecológico y conductual, que interaccionan continuamente y no los considero desligados. Me explico.
Comenzando con el modelo ecológico-conductual, la grabación de video reveló una exhibición intencionada de comportamiento autolesivo y display sexual ante el espalda plateada varias veces en presencia de los operarios de mantenimiento para atraer la atención de estos (particularmente durante la rutina de limpieza), cuando la interacción con los animales era limitada, llegando a provocarse una subluxación crónica del codo derecho, reducción de la movilidad en manos y pies, y coxartrosis. La conducta autolesiva descrita se consideró anormal debido a un daño físico significativo e innatural para el repertorio conductual de la especie. Obviamente cualquier animal puede autolesionarse en una situación dada, pero no se convierte en rutina ni tiene una función adaptativa más allá del historial de aprendizaje en el que se haya visto envuelto pero como gran simio que es, aprende muy bien y muy rápido tanto aquello que le beneficia como le perjudica. Es decir, ha aprendido que ante la presencia de cuidadores automutilándose consigue llamar la atención y por ende actúa en consecuencia. Por otro lado, en cuanto a la historia de vida (ecológico, evo-devo) y como ya he explicado antes, se observa una separación materna a edad temprana, tan temprana como para suponer un elemento diferencial respecto a otros puntos, siendo los otros dos pilares ecológicos el historial de crianza (nefasto) y la recolocación de ambiente social (varias veces) que completan aquellos puntos a tener en cuenta a la hora de diagnosticar a una gorila. Como podéis ver, el historial de aprendizaje y la historia de vida van de la mano. Pero aquí viene lo bueno.
Para completar el diagnóstico no se consultó a un psicólogo que parta de lo Comparado y la Etología (de hecho, el análisis funcional lo realizó una veterinaria) sino que llamaron a un psiquiatra y comentó que reunía bastantes criterios para que se le diagnosticara Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), también conocido como Borderline en lengua inglesa. Duos habet et bene pendentes, como cuando eligen a los Papas.
El TLP se caracteriza por desregulación emocional, impulsividad, comportamiento de riesgo, irritabilidad, sentimientos de abandono y autolesión (entre otros), así como relaciones interpersonales inestables o cortoplacistas, y los modelos etiológicos del TLP sugieren que el desarrollo de modelos internos basados en relaciones inseguras predispone a percibir a los demás con desconfianza. Los factores causales en este desarrollo incluyen traumas infantiles como el abandono emocional o el abuso físico y sexual, aunque asociar el TLP con eventos traumáticos solo es una simplificación excesiva, pues la heredabilidad del TLP parece ser significativa, como explicaré más adelante. Ni todo es sexo, drogas y Rock n´ Roll.
Es decir, me pregunto para quién sirve el diagnóstico si para el psiquiatra o para la gorila, aunque apunto más al primero que a la segunda. Lógicamente esto viene acompañado de prescripción de fármacos (no tenía ya suficientes) y una serie de saltos mortales con tirabuzón hacia atrás sobre las raíces evolucionistas de por qué las hembras llamaban la atención, se insinuaban y se ocasionaban daño a sí mismas. No cambiemos los contextos, no, no nos fijemos en el historial de aprendizaje, no. Entre el antropocentrismo y el continuismo más loco, y nadie al volante. Pero explicaré por qué esta gorila no debe de tener criterios diagnósticos humanos y lo haré desde lo más parsimonioso dentro de la teoría evolucionista, sin faltar el respeto a nadie. Menos a este psiquiatra, claro.
El paradigma evo-devo
El enfoque evolucionista de cualquier comportamiento, y en psicopatología en particular, hace alusión a dos causas lejanas por separado. Una es la cuestión de la función adaptativa. ¿Cuál es la función de este comportamiento, si existe? ¿Por qué ha evolucionado? ¿Qué ventaja adaptativa le da al individuo, a los parientes cercanos del individuo, o a su grupo? Este enfoque se basa en la ecología del comportamiento, que es el estudio de la función del comportamiento y la evolución de estrategias de comportamiento alternativas en un ambiente dado, que se convierte en zona adaptativa de una especie. La otra cuestión es su origen filogenético. ¿Cómo evolucionó en nuestros ancestros y, si ocurre, qué pasa en otras especies? Claramente, el registro fósil no nos proporciona datos sobre la ansiedad, pues la conducta no fosiliza, y no se ha estudiado adecuadamente si se produce en nuestros ancestros cazadores-recolectores. Por lo tanto, es interesante la aparición de algunos aspectos comunes, sinapomorfias, en otras especies teniendo en cuenta que el comportamiento puede ser muy diferente en especies estrechamente relacionadas, como la ausencia o presencia de comportamiento paterno en algunos roedores. De ahí a decir que una gorila presenta TLP o que es compatible con este trastorno es darse mucho al trazo grueso.
En definitiva estas dos preguntas, la función adaptativa del comportamiento y su origen filogenético, son dos de las cuatro preguntas que Tinbergen (1963) formuló sobre cualquier conducta para comprenderla correctamente; las otras dos, las inmediatas (diarias) y la ontogenia, o historias de vida, son las causas próximas del comportamiento, y se entienden también en términos ecológicos. En qué contextos nos movemos y qué contextos dejamos a las generaciones venideras.
La Psicología Evolucionista del Desarrollo (Evo-Devo), por su parte, es un marco teórico en Psicología Evolucionista que aplica los principios básicos de la evolución por selección natural (sexual, social y cultural), para comprender el desarrollo del comportamiento y la cognición humanos en términos de relaciones entre ontogenia, filogenia y ambientes. Implica, por tanto, el estudio de los mecanismos genéticos y ambientales que subyacen al desarrollo de las competencias sociales y físicas, así como los procesos epigenéticos (interacciones gen-ambiente) que adaptan estas competencias a las condiciones locales del desarrollo de los seres humanos y que determinarán el curso de la evolución de nuestra especie. Es decir, que somos constructivistas neovygotskianos hablando de las diferencias y puntos en común de las ontogenias de las especies. En definitiva, es el estudio del conjunto de ontogenias que forman filogenias y básicamente es a lo que me dedico. De ahí que un punto importante dentro de nuestra perspectiva sea la formación de pleiotropías antagónicas, expresiones que se dan en estadíos distintos a lo largo de la historia de vida de los individuos de una especie y que pueden dar lugar, a su vez, a elementos característicos como puede ser el de la vida postreproductiva de los seres humanos.
La evo-devo considera tanto las características típicas del desarrollo de la especie (adaptaciones del desarrollo) como las diferencias individuales en el comportamiento, desde una perspectiva evolucionista. Mientras que los puntos de vista de otras escuelas, como la de Santa Bárbara, tienden a considerar la mayoría de las diferencias individuales como resultado de ruido genético aleatorio (subproductos evolutivos) y / o idiosincrasias (por ejemplo, estudios de gemelos, determinación genética, selección sexual por separado, etc.) en lugar de productos de selección natural, en la evo-devo afirmamos que la selección natural puede favorecer la aparición de diferencias individuales a través de la plasticidad del desarrollo adaptativo. Es decir, que precisamente los humanos al ser tan diversos conductualmente hablando debemos de entendernos como elementos mucho más sensibles al desarrollo que otras especies, en especial dada también nuestra sensibilidad hacia el entorno sociocultural, al aprendizaje y, por ende, nuestras historias de vida terminan siendo realmente complejas. Desde esta perspectiva, el desarrollo humano sigue estrategias alternativas de historia de vida en respuesta a la variabilidad ambiental, en lugar de seguir una patrón de desarrollo típico de la especie. Esto es, nos fijamos más en la interacción que en pilares de la selección natural inamovibles. Es decir, las bases etológicas y de la Psicología comparada en nuestra escuela.
Por qué una gorila no puede ser Borderline
Si algo nos permite la Psicología Comparada y la Primatología es hablar en términos de especie y en términos de ecología del comportamiento. Es decir, no tengo por qué expresar un comportamiento similar, ni tener los mismos criterios diagnósticos pese que me recuerde ciertos elementos ‘como muy humanos’ en primer lugar porque no somos la misma especie, no tenemos el mismo curso evolutivo, no sufrimos las mismas presiones adaptativas, no heredamos los mismos contextos o formas de organización social (el harem de los gorilas y los grupos mixtos humanos creo que os pueden dar ciertas pistas) ni los criterios diagnósticos son los mismos. En segundo lugar, no tenemos las mismas historias de vida, no nos desarrollamos al mismo tiempo, no aprendemos de los mismos contextos, no entendemos el mundo de la misma manera porque nuestra cognición social y física difiere, ni los gorilas verbalizan lo que sienten. Estaría muy bien conocer la opinión de la gorila al respecto, si se pudiera y si sirviera para algo, sobre este psiquiatra de trazo grueso.
Volviendo al tema, en términos evolucionistas (evo, de evolución en una especie) podríamos analizar qué caracteriza al TLP en términos de selección sexual, social y cultural en humanos y con su lectura, creo, ya nos vamos haciendo una idea de estas diferencias. Sabemos que la selección sexual tiene un papel preponderante en los trastornos de personalidad del clúster B, aquellos que son disruptivos para con los demás pero pueden tener beneficios a corto plazo para el individuo. De hecho, la fitness individual actúa de manera importante para presentárnoslos como más atractivos que el resto. Sin embargo, hay que entenderlos como elementos extremos de estilos de comportamiento y que el adaptacionismo de los trastornos a veces no explica nada, solo que hay diversidad de perfiles y que, pese a las circunstancias y las limitaciones que puedan concurrir a la hora de manifestarse estos problemas, que sea heredable no lo convierte necesariamente en adaptativo. Ya hablamos en otro momento sobre la selección positiva de rasgos pese a (atractivo vs conductas disruptivas), que tiene mucho peso en la aparición de perfiles diversos en cualquier cultura.
También tiene mucho que ver aquí la selección social, pues por norma general se presentan como free-riders en vez de como colaboradores, y la interacción entre selección sexual y social muchas veces se manifiesta en problemas de conducta e interacción entre las personas que las padecen y sus progenitores, tal vez en relación con la competencia intrasexual y los recursos, que tienden a ser limitados. Hemos hablado con anterioridad sobre que suelen tener una aceleración bastante clara, y diferencial, respecto a su grupo de iguales en términos de conducta sexual y en términos de conductas que realmente llegan a ser disruptivas, que los meten en problemas para sí mismos y para su entorno. Otra cosa es que se incluya aquí la promiscuidad, que como entenderéis ha cambiado su significado y su gravedad con el paso de las décadas. Sin embargo, mi opinión al respecto es que los TLP no tienen opción a elegir, sobre todo a elegir sentirse solos y miserables, y que son víctimas de un sistema, de una historia de vida, de un contexto y de tradiciones que eliminan otras opciones a la hora de actuar. En mi opinión, como ya digo, son turbo lovers.
En términos de desarrollo (devo, de development o desarrollo en inglés) son acelerados porque no han tenido opción, pero sobre todo porque el abandono (que a veces puede ser subjetivo, a veces no) da lugar a entender que los problemas se solucionan en base a lo mismo, a los mismos esquemas rígidos de conducta, a idealizar la compañía terminando por acelerar aún más una vida desordenada y cortoplacista con lo primero que tienen a mano en estos contextos. De hecho, eres lo que conoces y lo que has aprendido, pero siempre en términos socioculturales. Si la selección cultural actúa de una manera clara es en los contextos humanos en los que nos movemos, donde la interacción genes-ambiente cobra una importancia primordial porque no solo heredamos genes, sino contextos. Es esta relación, o interacción, la que llama mi atención. Si observamos el curso de la historia de vida de los individuos veremos como algunos llevan vidas rápidas o lentas calibradas según qué circunstancias, grosso modo. Si vives en entornos que se perciben inseguros, ya sea por ambiente familiar o entorno cultural, tienes una probabilidad muy alta de llevar una historia de vida rápida, de pan para hoy y hambre para siempre. Es lo único que tenemos en común con la gorila. De solucionar lo más inmediato y postergar lo inminente, a costa del bienestar propio y ajeno, pero a diferencia con los sujetos psicopáticos (por ejemplo) lo único que quieren es salir de ese sistema. No hay recursos apropiados, se necesita un abordaje y afortunadamente en la mayoría de los casos tenemos los recursos. Porque también hay casos, y casos.
Pese al papel que le damos a la adolescencia en el TLP a veces nos cuesta entender en qué consiste y el efecto de la moda que se produce en adolescencia, y cómo repercute en las tradiciones culturales. Es decir, cómo se producen innovaciones en una edad poco comprendida como es la inmediatamente anterior a la adultez y la importancia que tiene para entender según qué casos, pero de eso hablaré en otras entregas. Sabemos que los TLP se asocian con una mayor participación en las relaciones románticas y una mayor inseguridad relacional durante la adolescencia en chicas. Además, los rasgos más graves en el TLP que se pueden dar a los 15 años, y probablemente antes, predicen aumentos en el antagonismo, la agresión verbal y la agresión física de una forma prolongada entre los 15 y los 19 años, como posible influencia negativa de la participación temprana en relaciones románticas cercanas y mal gestionadas, pero también ser objeto de violencia por parte de sus parejas. Estos hallazgos muestran la naturaleza recíproca del funcionamiento de las relaciones románticas y los síntomas del TLP durante la adolescencia, pero también las dinámicas que terminan formando tradiciones culturales. Ante entornos que son rápidos, como los institutos o los barrios periféricos, las conductas a la moda (más visibles y frecuentes) son las cortoplacistas y aquellas que involucran el emparejamiento y la seguridad diádica. Nadie quiere estar solo y menos aún en según qué entornos. Pero lo interesante del tema es que estos esquemas comportamentales pueden producir innovaciones precisamente por ser frecuentes y cortoplacistas, algo que no se tiene en cuenta cuando el diagnóstico llega en la edad adulta. Es decir, provenimos de una tradición muy larga de historias de vida rápidas con una tradición que gestiona según qué circunstancias, ciertos problemas con otro problema aún mayor. Si es adaptativo, lo es a corto plazo y su interacción continua con la selección sexual es la autopista perfecta para mantenerlos en el tiempo. Pero como decía, hay casos y casos.
Casos en los que los entornos no permiten ascender, no permiten mejorar, no permiten ni la más absoluta de las nadas. No se trata de moda o de innovación, sino de pura supervivencia. Y esto es cultural, porque hacemos lo que vemos, y es un elemento que observamos en tradiciones de otros animales pero que en nosotros cobra una fuerza diferencial porque todo, absolutamente todo nuestro mundo es cultural. La cultura es nuestro puente entre generaciones para poder comprender el mundo, y toda nuestra especie se rige por la selección cultural, incluidos los criterios diagnósticos, que son el reflejo de entornos culturales…humanos. Por tanto, una gorila no puede ser borderline, y probablemente los criterios culturales del mundo occidental tampoco sirvan para explicar modelos comparativos con sociedades de cazadores-recolectores actuales. Algunos modelos, de hecho, ni siquiera los tienen en cuenta para solucionar el problema de base y hacen alusión a lo estigmático que en ocasiones ha sido el diagnóstico, muy acorde con los tiempos en los que se han tratado. De ser así, y si depende de en qué momento de la Historia hemos estudiado qué perfiles se adecuan más o menos a los entornos que circundamos, vuelvo a decir que los criterios son culturales. Nuestra Historia las ha llamado putas y brujas, asesinadas y medicalizadas, nunca queridas ni entendidas, siempre parias y marginadas, cuando solo quieren un abrazo y que pare todo.
Referencias:
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